martes, 17 de enero de 2012

HISTORIAS DE CRONICISMOS Y DE ARTES



Hablemos de lo que hablan los artistas. Hablemos de sentimientos. Hablemos de cosas inacabadas que no piden más porque han parado el tiempo. Pensemos en qué expresan. Pensemos en si nos hacen sentir, en si aportan ese algo necesario para creer que existe la excelencia… hablemos de miradas y de ojos, pensemos en si la mirada de un soldado puede definir el pesar de una guerra y entonces, después de estudiar uno de los apuntes que Clauzel ha mejorado, hablemos de arte.
No tiene nombre, el soldado no tiene nombre… ni siquiera el gran público podrá observar, al menos hasta dentro de muchos años en qué óleo se encajó esa cara. El arte es mucho arte cuando no hay que explicarlo. ¡Sí! También se puede explicar. Pero no es un soldado cualquiera de la más famosa División que participó en la Segunda Guerra Mundial. Póngale un casco americano y seguirá expresando lo mismo, o un sombrero descolocado en un Madrid devastado por la guerra y, con visionar este fotograma de realidades lograremos saber y definir la historia que hay detrás. Si no la exacta, el resumen de todas las historias y de todas las guerras. No hablemos de uniformes (hoy no toca), ni de soldados, esta vez hablemos de arte y de la capacidad que tienen sólo los elegidos. Los mejores artistas. De dar mucho con muy poco… ¡Qué grande Clauzel! Y que suerte para los ojos de lo que sienten poder contemplar lo mundano y lo divino con “cuatro” toques de pincel. ¿Por qué no titular a esta estampa el cronicismo del soldado? Pues no hay enfermedad que tanto dure...

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